La resistencia social a los recortes derivados de la crisis ha sido modesta en Alemania. El anuncio en junio pasado de un plan de austeridad récord que debía contribuir a reducir el déficit agitó a los sindicatos, que convocaron las primeras manifestaciones y anunciaron un otoño de protestas si el Gobierno no daba marcha atrás. Pero el Ejecutivo de Angela Merkel siguió adelante con sus proyectos y en octubre dio luz verde al plan que incluye recortes sociales que afectan a parados de larga duración y familias.
Los sindicatos reaccionaron en noviembre con manifestaciones en varias ciudades. Aunque en total participaron no más de 100.000 personas, los organizadores consideraron la convocatoria un éxito. El último. Desde entonces, la mejoría económica del país ha calmado los ánimos.
Con reconfortantes datos de empleo y crecimiento no es fácil sacar a la gente a la calle. Además, las protestas relacionadas con la energía nuclear –por el transporte de residuos primero y por la política energética tras el accidente de Fukushima después– han desplazado por el momento cualquier otra protesta nacional.
Los sindicatos reaccionaron en noviembre con manifestaciones en varias ciudades. Aunque en total participaron no más de 100.000 personas, los organizadores consideraron la convocatoria un éxito. El último. Desde entonces, la mejoría económica del país ha calmado los ánimos.
Con reconfortantes datos de empleo y crecimiento no es fácil sacar a la gente a la calle. Además, las protestas relacionadas con la energía nuclear –por el transporte de residuos primero y por la política energética tras el accidente de Fukushima después– han desplazado por el momento cualquier otra protesta nacional.
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