El traductor de Google en su smartphone, el (pen)último invento que está levantando el castigo divino de la torre de Babel. Aún cometen fallos, sí, pero cada vez hay más herramientas capaces de romper las barreras idiomáticas y cada vez su fiabilidad es mayor. Y eso no es lo más importante. Las tecnologías de la era internet no solo están facilitando la comunicación entre personas de distintas lenguas; también están revolucionado el aprendizaje y aumentando el interés por conocer otras hablas.
«No se puede pensar que una máquina vaya a sustituir al traductor o al intérprete. Faltan varios siglos para que llegue», sentenció hace unos días la jefa de sección de la Dirección General de Interpretación de la Comisión Europea, Helen Campbell. Con diferencias en el aspecto temporal, varios expertos consultados por este diario coinciden con esa tesis. Aún está por nacer un robot con el don de lenguas del C3PO de La guerra de las galaxias. Tampoco se ha creado ningún traductor universal tan excelso como el de Star Trek. .. El experimento de Ricard con su móvil no da siempre los resultados deseados.
Pero, ojo, en el mercado están apareciendo productos muy afinados. En EEUU, por ejemplo, la empresa Voxtec comercializa el Phraselator 2.0, un artilugio del tamaño de un móvil que sabe 41 idiomas y ha sido desarrollado por el Ejército estadounidense y empleado por sus soldados en Afganistán, Irak

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